lunes, 30 de mayo de 2016

Todo por el Pincha


Dejo el relato de mi tío de como vivió la final de la primer Copa Libertadores ganada por Estudiantes.


Transcurrían los primeros días del mes de mayo de 1968 y la efervescencia de la gente de Estudiantes por viajar a Montevideo para asistir a la gran final de la Copa Libertadores de América frente al Palmeiras de Brasil era inusitada. En la sede de calle 53 se habían instalado las distintas agencias y compañías turísticas con sus ofertas para el viaje. Nosotros (yo, mi hermana, su novio, dos primas y una amiga) elegimos trasladarnos por la motonave 'Atlantic' que una de esas empresas promocionaba, la cual se la veía en un gran poster como muy importante.

El día 16 (día del partido) muy temprano salimos de la sede en micro hacia el Tigre (primer sospecha). al llegar nos embarcaron en una lancha de las que se mueven en el Tigre para paseos cortos. Debo aclarar que nuestro viaje era vía Carmelo y luego colectivo hasta Montevideo. Esta lancha ya nos preocupó, pero la ilusión superaba todo. La lancha era conducida por un chico de 19 años y luego nos enteramos que no tenía carta de navegación.

Ya en pleno río y sin la costa del Delta a la vista y con el movimiento intenso del agua, las ochenta y dos personas vivíamos momentos de suma tensión. De repente, a lo lejos se ve un puerto importante, era Colonia. Inmediatamente la embarcación gira 360 grados y se interna en el Delta uruguayo acompañados por la prefectura de ese país. Y así llegamos a Carmelo a eso de las cuatro de la tarde.
Pero los problemas continuaron en tierra ya que había huelga de transporte en Uruguay. Los que podían económicamente tomaron los pocos taxis que había para recorrer los kilómetros a Montevideo. El resto nos quedamos a esperar algún colectivo que circulara conducido por su dueño. El primero que apareció venía lleno y apenas nos pudo subir. Pero el sobrepeso y las paradas obligadas anunciaban que llegaríamos una vez terminado el partido.
Por ello que muy gentilmente el chofer solicitó el envío de un colectivo para nosotros. El cual nos encontró en Villa Tararira.

A partir de ese momento y ya de noche, el colectivero imprimió la mayor velocidad para llegar a tiempo. No fue posible el primer gol de Estudiantes, lo escuchamos en el micro y el festejo fue explosivo. Con gran esfuerzo le juntamos al chofer una propina y así logramos llegar en pleno entretiempo, dejándonos debajo de la tribuna que nos correspondía.

Nos recibió una ovación, brasileños incluidos, ya que por los parlantes del Centenario anunciaban la llegada de los hinchas argentinos dados por perdidos en el Río de La Plata a bordo de un lanchón.
Logramos ver el segundo tiempo, festejar lo inolvidable, sepultando con la alegría de ser Campeones de América toda la angustia y la bronca que habíamos acumulado desde las seis de la mañana de ese histórico día para nosotros, los Pinchas.

NOTA: El regreso fue tan duro como la ida, pero ya nada importaba, todo era alegría.

1 comentario :

  1. Muy emocionante recuerdo. Recientemente pude leer algunos artículos de los diarios brasileros de aquellos días donde se habló del éxodo imponente de los hinchas de Estudiantes hacia Montevideo, ya que 20.000 torcedores pincharratas asistieron al encuentro. Un número asombroso, considerando la huelga de transportes en Montevideo y - como dijo "Folha de São Paulo" - la grave crisis económica que estaba viviendo Argentina en aquel momento.
    En el día de la final hacía frío: 8/9 grados, la mañana había llovido. Al segundo gol de Estudiantes, algunos hinchas albirrojos invadieron la cancha para festejar.

    Luca Gandini (Italia)

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